Tras la primera entrega, continuamos el repaso a los mitos que se atribuyen a la eficiencia energética, incluyendo algunos argumentos que he tenido que escuchar durante mis visitas a clientes.
Segundo mito: Los proyectos de eficiencia energética no dan el resultado esperado
Una de las grandes dudas que asaltan a los consultores en eficiencia energética es si funcionará adecuadamente la solución que está planteando a su cliente. La situación no es muy diferente a cualquier otro cálculo de ingeniería, por lo que es fundamental:
- El rigor técnico de los profesionales encargados del estudio.
- La adecuada determinación de las condiciones de la base de cálculo.
- La correcta ejecución del proyecto.
- Y, finalmente, la descripción de la metodología utilizada para medir el resultado.
Aún cubiertos los ítems indicados anteriormente, el consultor debe escuchar frecuentemente los siguientes comentarios:
“El papel lo soporta todo”
Básicamente estamos hablando de desconfianza. Es cierto que, en muchas ocasiones, no se dispone de datos duros suficientes para armar una propuesta de eficiencia energética y se debe recurrir a supuestos y estimaciones. Así, la incertidumbre se ve incrementada, pero no es mayor problema siempre y cuando los fundamentos técnicos sean firmes y todas las partes sean conscientes de ello, tomando los resguardos oportunos.
Precisamente, los problemas pueden surgir por la asimetría de información entre el prescriptor de la medida de ahorro y el usuario, que en muchas ocasiones tienen una posición técnica débil.
Una manera de mitigar la desconfianza en los proyectos de eficiencia energética es implicar a los actores involucrados (consultor, implementador) en la fase de operación de la medida, de manera que su labor esté ligada al resultado final. En este sentido, un modelo a considerar es el conocido como ESCO (Energy Service Company)
“No estoy seguro de estar ahorrando”
Recientemente visité una planta industrial y el cliente me indicó que, tras una importante inversión en la sala de compresores, no estaba seguro de estar ahorrando energía. Es una manifestación más habitual de lo que quisiera y se debe fundamentalmente a dos factores:
- No se plantea en origen la monitorización de los resultados de un proyecto.
- Se desconoce que la medición de los ahorros no es inmediata.
Esta situación está técnicamente resuelta, y pasa por:
- Prever la medición antes y después de la implementación de los proyectos.
- Utilizar metodologías de medición y verificación de ahorros.
Al planificar la medición y verificación de los ahorros siguiendo las indicaciones de estándares reconocidos, como pudiera ser IPMVP o ISO 50015, se asegura la correcta determinación de los ahorros logrados tras la implementación de medidas de eficiencia energética.
Merece la pena destacar que en muchas ocasiones el costo de la instrumentación energética – en comparación con la inversión total – es bajo, por lo que no hay motivo para dejar de monitorear los proyectos.