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ahorros eléctricos de hasta el 70 -80% en función del tipo de energía. En España, la biomasa ha sido históricamente la más utilizada en el sector agroalimentario, gracias al aprovechamiento de los residuos de productos del campo (orujillo, del aceite de oliva; pepita de uva, del vino; cáscaras, de la almendra) para la generación de calor. Pero ya existen numerosos casos de éxito de cooperativas y comunidades del agro que han adoptado el autoconsumo fotovoltaico, ya sea para calentar el agua en granjas y bodegas o para bombearla en sistemas de riego. De hecho, los sectores de la agricultura y el regadío concentran ya el 25% de las plantas fotovoltaicas para autoconsumo instaladas en España, según datos de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), recogidos por la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore). En Chile, ya en 2014, el Ministerio de Energía y la Fundación para la Innovación Agraria (FIA) del Ministerio de Agricultura, incentivaban la implementación de sistemas de riego por fotovoltaica a través del Programa de Bombeo Fotovoltaico. Gracias este programa, se instalaron mil paneles fotovoltaicos a pequeños productores agrícolas de todo el país,  lo que supuso un total de 255,5 kW de energía para el sector. En los últimos años se observa además en Chile un interés creciente por la fotovoltaica por parte de empresas del sector agroindustrial y de propietarios de viñas.

Ventajas del autoconsumo renovable

La adopción del autoconsumo energético proporciona a los propietarios de cooperativas agroalimentarias importantes ventajas:
  • Ahorro económico en la factura energética El hecho de poder reducir la energía consumida conlleva un ahorro directo del gasto energético.
  • Protección frente a la volatilidad de los precios del mercado de electricidad.  El precio de la luz se está viendo gravemente afectado por la sequía y otros fenómenos naturales. No depender exclusivamente de la red eléctrica y disponer de una fuente de energía renovable propia ofrece a las cooperativas agrarias una mayor protección frente a las alteraciones de los mercados.
  • Sostenibilidad como valor añadido Al apostar por las energías renovables y el autoconsumo, estas cooperativas y empresarios del sector incorporan la sostenibilidad en la cadena de suministro y el lineamiento de producción sostenible, aspecto cada vez más demandado por parte de los consumidores y de muchas marcas de alimentación. Este valor añadido se traduce en la obtención de mejores beneficios directos en la comercialización del producto.
  • Acceso a la energía En Latinoamérica muchas veces los sistemas de energías renovables son la única solución técnicamente viable para suministrar la energía necesaria a las comunidades rurales aisladas.
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