Para 2030, México se ha propuesto reducir sus emisiones en un 22 % con respecto a las emitidas en el año 2000, según se establece en la Ley General del Cambio Climático (LGCC). El sector servicios es, junto a la industria, la edificación y el transporte, uno de los sectores económicos con mayor impacto ambiental y presenta un amplio margen de mejora en lo que a eficiencia energética y reducción de emisiones se refiere. La Ley de Transición Energética (LTE), describe en su artículo 107, cómo utilizar la excelencia en eficiencia energética como un proceso voluntario de certificación y reconocimiento para identificar y promover productos, equipos y edificaciones eficientes.
¿Cómo consumen energía las oficinas en México? ¿Qué medidas de eficiencia energética pueden poner en marcha para lograr ahorro de energía y en la factura eléctrica? ¿Qué iniciativas gubernamentales promueven la eficiencia energética en edificios de oficinas en México? Tratamos de resolver todas estas cuestiones en este post.
Eficiencia energética y reducción de emisiones en oficinas
El consumo energético de una oficina, así como puede ocurrir en muchos de los edificios públicos y comerciales no residenciales, suele estar repartido principalmente en tres grandes bloques: iluminación, climatización y equipos.
Las variaciones de estos consumos van a depender, principalmente, de las condiciones climáticas donde se encuentre ubicado el edificio. Esto es así por la mayor demanda en climatización que pueden tener zonas climáticas que tengan temperaturas adversas durante largos periodos de tiempo, como puede ser el caso de oficinas situadas en Mexicali, Baja California.
Los mayores ahorros que se pueden obtener en las oficinas proceden, en la mayor parte de los casos, de la sustitución de equipos de iluminación por lámparas más eficientes como la tecnología LED. Un cambio de luminarias a LED en edificios de oficinas puede traducirse en ahorros cercanos al 40% en el consumo energético en iluminación.
La sustitución de los sistemas de climatización o de los equipos informáticos por otros más eficientes también conseguirá ahorros significativos, alcanzando casi el 15% de ahorro en climatización y cerca del 13% en equipos.
Otras medidas que se pueden implementar en las oficinas son:
- Instalación de detectores de presencia por sensores de luz natural.
- Instalación de sobre enchufes plug-wise.
- Instalación de regletas eliminadoras de stand-by.
- Regulación de la temperatura y horarios de climatización.
- Configuración de correcta del programa Energy-Star en los equipos ofimáticos.
Incentivos a la eficiencia energética en oficinas y despachos en México
Como parte del proyecto piloto “Excelencia en Eficiencia Energética en Edificios E4”, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), en colaboración con la Comisión Nacional para el Uso Eficiente de la Energía (Conuee) y la Cooperación Alemana al Desarrollo Sustentable (GIZ), amerita la eficiencia energética de edificios de oficinas. Ya han sido premiadas nueve empresas ubicadas en Distrito Federal, Puebla, Morelia y Tijuana.
Para la calificación del desempeño energético, el INECC asignó una puntuación del 1 al 100 a las diferentes oficinas. Utilizando una técnica de comparación energética según condiciones climáticas en inmuebles de similares características, se valoraba la excelencia y la eficiencia energética de cada edificio.
Este proyecto piloto pretende ser, además, el inicio a un sistema de certificación y etiquetado energético para edificios públicos y comerciales no residenciales.
Ahorro energético en oficinas: por dónde empezar
Detectar qué medidas de eficiencia energética son más recomendables para reducir el consumo energético y conocer cuál es el retorno de la inversión es el primer paso. Ese es precisamente el objetivo de las auditorías energéticas de edificios, que deberían ser realizadas por profesionales acreditados.
Como expertos en eficiencia energética, el equipo de creara México está ejecutando auditorías energéticas de oficinas de grandes entidades bancarias con entidad federativa en Ciudad de México. Se han detectado excelentes potenciales de ahorro energético, llegando a valores de reducción del 24,4% del consumo energético total del edificio y de entre el 23,2 y el 27,6% de reducción de emisiones de CO2.