Lamentablemente, con demasiada frecuencia nuestros clientes no son capaces de cuantificar el ahorro energético conseguido tras realizar inversiones en eficiencia energética. En general, se recurre al estudio de ingeniería previo a la ejecución del proyecto y se confía en que todo está funcionando como debía, lo que no es demasiado riguroso y genera bastante desconfianza.
Medición y verificación del ahorro energético
El cálculo del ahorro energético – conviene recordar que los ahorros no se pueden medir directamente y el cálculo no es inmediato – se debe realizar de acuerdo a metodologías adecuadas de Medición y Verificación (M&V) y por profesionales especializados. En este sentido, el estándar más habitual en el mercado es el IPMVP, con su correspondiente acreditación profesional CMVP.
Un caso típico en el que aplicar metodologías de M&V sería la sustitución de un equipo (por ejemplo, una caldera o una enfriadora) por otro de tecnología más eficiente, en la que el ahorro energético esté comprometido. Así, tanto el usuario del equipo (que costea la energía consumida), como el instalador o fabricante, tienen interés en conocer el resultado real del proyecto y respaldar con datos duros la garantía de ahorro.
La verificación de los ahorros puede ser realizada de forma interna o externa por cualquiera de los actores involucrados, idealmente consensuando la metodología de M&V entre las partes para llegar a un resultado de común acuerdo.
Certificación del ahorro energético
La auto-verificación rigurosa de cualquier proceso puede ser válida a efectos internos para la organización que la realiza, si bien es frecuente apuntar a la verificación por parte de un tercero independiente, tal y como ocurre en la certificación de sistemas de gestión. Y es en este punto donde aparece una novedad en el mercado: la Certificación de Ahorros de Proyectos Energéticos (CAPE), impulsada por la Agencia Chilena de Eficiencia Energética.
El esquema propuesto por la CAPE está basado en IPMVP y estandariza el reporte y tramitación de la M&V, de manera que un usuario puede conseguir un certificado de ahorros de su proyecto energético emitido por una entidad independiente (la AChEE), previa evaluación por parte de profesionales capacitados y acreditados para realizar esta labor.
Los potenciales usos de los certificados de ahorro son diversos, desde servir de referencia de pago de contratos de desempeño energético a demostración del funcionamiento de equipos en condiciones reales, pasando por la documentación de los resultados de un Sistema de Gestión de la Energía o la postulación a reconocimientos oficiales como el Sello EE.