Actualmente todos los sistemas de generación frío, ya sean para climatización (aire acondicionado) o refrigeración (neveras, congeladores, refrigeración industrial), funcionan mediante ciclos térmicos con los llamados refrigerantes. El refrigerante es la sustancia que recorre el ciclo de refrigeración modificando su estado, presión y temperatura para conseguir el frío deseado.
Un refrigerante ideal es una sustancia con buenas propiedades frigoríficas, barato, seguro, estable, no tóxico y no perjudicial para el medio ambiente.
Este último aspecto, el impacto en el medio ambiente, es el motivo por el que los freones, como el R22, han ido desapareciendo en los últimos años. Estos refrigerantes destruyen la capa de ozono y, actualmente, su compra y recarga está prohibida en la Unión Europea.
El problema se complica cuando los “HFC” (R134a, R 410A…), los refrigerantes que han sustituido a los freones, si bien no son perjudiciales para la capa de ozono, tienen un altísimo potencial de calentamiento global[1] y ayudan a crear efecto invernadero y calentamiento global.
Desde enero de 2017, la compra de estos refrigerantes en España conlleva una tasa que depende de su GWP (global warming potential o potencial de calentamiento global) y en ocasiones supera incluso el coste del refrigerante.
Ante esta problemática la industria ha vuelto a los orígenes, a los primeros refrigerantes, que anteriormente se desecharon o cayeron en desuso por ser inestables (hidrocarburos) o tóxicos (Amoniaco). Ya que, a día de hoy, no hay ningún refrigerante ideal, esto es, que cumpla todos los requisitos mencionados anteriormente.
La única excepción es el CO2, un refrigerante seguro, estable, no tóxico y cuyo perjuicio al medio ambiente es de sobra conocido. En los países templados y fríos todos los sistemas de refrigeración se están cambiando por sistemas de CO2 pero en países cálidos como España, este refrigerante tiene serias limitaciones.
- Presiones muy altas, por encima de 70 atmósferas
- Imposibilidad de utilizar un ciclo convencional con temperaturas superiores a 30ºC siendo necesario un ciclo transcrítico
La solución es, por tanto, compleja y diferente en cada caso. En función de la ubicación, el tamaño y los requerimientos elegiremos un refrigerante u otro, considerando siempre todos los atributos requeridos:
• Instalaciones industriales: lo más común es amoniaco
• Instalaciones pequeñas: hidrocarburos (cantidades bajas)
• Instalaciones comerciales: CO2 en cascada o HFC con bajo potencial de calentamiento global
• Climas fríos: CO2
[1] Un kilo de R410A tiene un potencial de calentamiento global equivalente a 2.100 kg de CO2. Para el R404A son 3.943 kg de CO2
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